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¿Qué significa egoísmo?
Egoísmo no significa preocuparse más del bien de uno mismo que del bien
de los demás. O buscar nuestro propio bien sin interesarnos por el bien
los demás.
¿Porque cuál es nuestro verdadero bien, y cuál es el bien de los demás?
De acuerdo con los sabios el verdadero bien es conocer la Verdad. Es conocerse
a sí mismo, amar a Dios y salir de este mundo de ilusión y de engaño.
El bien de los demás es que ellos también puedan saber esto.
En otras palabras si yo busco 'mi bien personal,'y si en realidad es algo
bueno, si en realidad es un bien, lo será para todos los demás también.
Así son las cosas en la creación del Señor.
Es decir, si busco mi bien, ese bien también será una bendición para los
demás. Como mi bien es ser una persona pura y santa, eso por supuesto
es también bueno para los demás.
De lo dicho podemos
entender que desear nuestro bien no es algo malo y por lo tanto no es
egoísmo, porque nuestro bien es bueno para nosotros mismos y para los
demás.
Lo que debemos tener muy claro es el concepto de bien. Debemos saber a
ciencia cierta qué es lo bueno para nosotros y esto es Dios y la Verdad.
Egoísmo es cuando lo que yo quiero para mí es algo que es malo para mí
y por lo tanto también es malo para los demás.
En otras palabras una persona egoísta es aquella que quiere algo malo
para sí misma y algo malo para los demás.
Si yo sólo quiero pasarlo bien, estar tranquilo, ganar mi dinero, viajar,
aprender, tener cultura, etc. Esas son cosas materiales que uno hace para
su propio disfrute pero que no están en relación con el bien universal.
Un drogadicto puede pensar que conseguir su droga es hacerse un bien,
y un tonto puede pensar que si le doy dinero para su droga yo soy muy
bueno. Este es un ejemplo burdo, pero se puede cambiar la palabra droga
por cualquier otra. La gente sólo quiere pasarlo bien sin preocuparse
por Dios y por ello se vuelven egoístas.
Si egoísmo es no preocuparse por el bien de los demás debemos entender
que primero que nada debemos preocuparnos por el placer de Dios. Si Él
está complacido todos lo estarán. Es como regar la raíz del árbol o como
llevar la comida al estómago. Si atendemos un punto todo el resto estará
satisfecho.
Hoy en día, como la gente no sabe nada de Dios, acostumbran a decir que
uno sirve a Dios sirviendo al prójimo. Pero eso es una falacia. Uno no
puede servir al prójimo si no conoce a Dios. Si no sabe servir a Dios
el servicio que va a hacer para el prójimo va a ser funesto. Va a ser
ignorante. Porque el prójimo me va a decir: dame carne, dame sexo, dame
dinero, dame una tv., dame, dame , dame.
Servir o ayudar al prójimo es darle lo que es bueno para él, aunque él
ni lo considere así.
Así debemos entender que la ayuda al prójimo empieza por conocer a Dios
y uno debe servir al prójimo siguiendo la ley de Dios, tal como un médico
ayuda a un paciente siguiendo la ley de la naturaleza.
En el asunto de la familia esto es muy importante porque en la verdadera
familia Dios es nuestro padre. Las familias de este mundo son temporales.
La vida nos une y nos separa tal como a pajillas que flotan en el océano.
La familia no es algo estable.
Los cristianos tratan de darle un aspecto de estabilidad y eternidad creando
toda una fantasía de que en el cielo la familia se va a reunir de nuevo.
Eso es sólo una fantasía más bien inventada para su pueblo porque el mismo
Jesús jamás dijo algo así. ¿Cómo vamos a pensar en un cielo lleno de familias
egoístas donde apenas se conocen y mucho menos se aprecian entre sí? Nuestra
familia en este mundo es para que aprendamos a amar una familia mayor
que es la universal. Hoy en día la gente se casa tantas veces, se separa,
se odian... ¿con qué familia van a estar en el cielo? Eso no tiene sentido.
La familia hoy en día es una estructura tan frágil, tan débil... Lo importante
es el amor por Dios. Si uno puede profundizar en la realidad va a ver
que todo es amor, que todo está controlado por el amor. Todos aman. Los
enemigos aman en el plano de la realidad. En este plano tomamos distintos
papeles y estamos ilusionados, tenemos amigos y enemigos, pero en el mundo
espiritual no existen los enemigos, no existen las familias como lo que
pensamos aquí, allá todo es una gran familia de amor universal, donde
estaremos con cuerpos espirituales, bienaventurados y eternos.
Lo que sentimos por nuestra familia debemos sentirlo por todos los demás.
Eso enseñan los Vedas. Un hombre casado debe ver a todos los demás como
sus hijos. El rey, el sabio, el rico, debe ver a los demás como hijos.
Incluso a los animales. Eso es una cultura superior.
Supongamos que a alguien de la familia le ofrecen un trabajo donde va
a ganar 100 mil dólares mensuales. Su trabajo va a ser recoger flores
en las orillas de un lago en un ambiente siempre primaveral. Allí nunca
se va a enfermar, ni va a envejecer. Incluso para este trabajo él puede
llevar mil personas más para que la ayuden, todos en igualdad de condiciones.
¿Qué va a hacer esta persona? Si se va solo sin al menos ofrecer esta
oportunidad a las otras mil, sí sería un egoísta terrible. Pero si antes
de irse invita a sus amigos y conocidos, a sus parientes e incluso a desconocidos,
eso sería muy noble. Si alguien le diría: no, quédate con nosotros, quédate
aquí, donde se nace y se muere, no te pierdas la telenovela ni el mundial
de fútbol, va a bailar Mikel Jakson, etc. Ese sería un loco. Vemos que
apenas surge una buena oportunidad de trabajo un miembro de la familia
se separa porque en el fondo sentimos la necesidad de un bien superior.
Este bien superior es Dios pero muchos no lo saben, pero eso es lo que
se nos ofrece en nuestra condición de almas. Se nos ofrece el paraíso
trascendental y allá debemos ir. Por hacer esto favorecemos a nuestra
familia, a nosotros y al mundo en general. Incluso Krsna dice: Si te rindes
a Mí te salvaré junto con toda tu familia, por cuarenta generaciones hacia
arriba y hacia abajo.
Por otro lado el
amor a Dios es una prueba de calidad del amor. Si alguien no ama a Dios
su amor es de mala calidad. Es como si vemos que alguien golpea a su padre
brutalmente y después nos dice: te amo. ¿Qué vamos a pensar de ello? Así
la gente que no ama a Dios en general es cruel con otros seres a quienes
engaña, roba, abusa e incluso mata(como animales), con tal de dar placer
a sus familiares, pero vemos que estas familias cada vez duran menos y
son cada vez más superficiales. Cuando un miembro muere ya ni lo recuerdan
ni rezan por él, porque no hay religiosidad.
En cierto nivel nos enseñan amar mucho a la familia, pero eso es sólo
en cierto desarrollo. Es como el recién nacido que sólo reconoce a su
mamá, ni siquiera a su padre reconoce. Si viene un tío siente miedo y
va donde la mamá a esconderse. Es así. Al principio somos como bebés y
sólo queremos a nuestra familia, pero después debemos querer a todos.
Jesucristo dijo: El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no
es digno de mí. Esto suena muy fuerte, pero es natural. ¿Dónde están nuestros
padres ahora? Como ellos son almas, también están creciendo, desarrollándose,
ellos están buscando la dicha infinita de estar con Dios en esa misma
familia universal. Jesús tampoco quiere decir con esto que uno no debe
querer a su padre o madre o hijo, pero dice que uno debe querer a Dios
por encima de estos conceptos de padre y madre, porque si queremos más
a Dios veremos a los demás como almas y les daremos Dios a ellos también.
Si queremos más a la familia carnal que a Dios entonces vamos a querer
estar con esa familia más que con Dios, y eso es una ilusión, y si eso
fuera posible en realidad no seríamos tan felices, porque no es que por
estar en familia uno ya es feliz. Si fuera así no habrían divorcios ni
los hijos se irían de las casas. Es como dijo ese poeta: 'tan pronto se
va el placer como luego de acordado da dolor, como a nuestro parecer todo
tiempo pasado fue mejor.'
La vida nos muestra que todo es algo pasajero. Puede sonar muy duro pero
no lo es. La verdad es mucho más encantadora y dulce. La verdad es que
pertenecemos a una familia infinita y eterna. Cuando crezcamos veremos
que es así.
Hay que poner a Dios
en el centro. Él está en el centro, Él no está en un rincón cuidando a
mi familia, Él está en el centro, no lo olvide. Esta es la realidad. Trate
de entenderlo y poco a poco todo será más positivo y claro.
Nosotros somos todos medios locos. No entendemos bien las cosas. Nuestros
amores son caprichosos, nos hemos olvidado de Dios. No hay amor sin Dios,
porque Dios es amor. Pero Dios debe ocupar la posición principal, por
la sencilla razón de que Él es Dios. Por otro lado veremos que cuando
Dios está en el centro todo lo demás cobra importancia, incluso plantas
y animales, pero cuando Él no está en el centro todo se vuelve materia
y nada se respeta. La familia misma no puede perdurar sin el amor por
Dios. El amor a Dios es lo que mantiene a la familia y todas las relaciones
saludables. Si hay amor por Dios habrán buenos políticos, buenos comerciantes,
buenos profesionales, buenos padres e hijos, buenos esposos, etc.
Nuestro amor por otro lado debe dejar espacio a la libertad. Cuando entendemos
que todo debe estar orientado hacia Dios no habrá problema en esto. Si
ud. y yo pensamos igual y ambos estamos dedicados a Dios estaremos unidos
a pesar de la distancia. Esto es algo muy místico y muy interesante. Dos
personas que piensan diferente pueden vivir en la misma casa pero no hay
relación entre ellos. Pero si dos personas tienen el mismo ideal se van
a sentir unidos a pesar de la distancia. Cuando se recuerden sólo van
a sentir buen aprecio. Cuando se vuelvan a encontrar va a ser como si
siempre hubiesen estado juntos, porque el ideal los mantiene unidos. Así
lo más importante es compartir el mismo ideal y este ideal debe ser algo
positivo, mientras más positivo mejor, ¿y qué más positivo que el ideal
del amor por Dios?
Sin Dios no tenemos nada, con Él tenemos todo. Nuestras imperfecciones
se irán yendo y todo estará mejor con el tiempo.
Debemos crecer en el amor espiritual, en la familia universal. En esa
familia universal ya está incluida en forma natural nuestra pequeña familia
y todo está bien, muy bien. No debemos temer nada.
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